Sufrimos siempre los mismos.
Tú, dueño de todo y señor de nada;
llevándome siempre al límite
acabo derrotada.
Yo, que callada hincho los pulmones,
siempre atenta a las justificaciones.
Me rindo ante el acoso y el derribo
Mientras tú sigues tu camino
como si el mundo no fuese contigo
Sin mirar a ningún lado
siempre te sientes abandonado.
Y cuando no puedes más estallas
llevándote por delante todo lo que haya.
Si pudieses vernos al resto
sabrías que tú has provocado todo esto,
que cada vez que piensas en ti mismo
Comentarios
Publicar un comentario