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Mostrando entradas de octubre, 2015

Reseña - Lo que moja la lluvia

Se trata de una novela actual, con toques de romanticismo, de intriga, de comedia y con personajes que calan desde el primer momento. De lectura amena, rápida y fácil de comprender y de hacer tuya. Tiene un gran lujo de detalles que hacen que te metas en la historia y puedas imaginar a las personas y escenarios a la perfección. Además el ritmo, la sonoridad y el tiempo están perfectamente relatados.   Cecilia, una joven escritora, recibe la propuesta para hacer su segundo libro en París, recreando los escenarios del primero y haciendo que la historia sea más real aún. Con ilusión y nervios se muda a París donde conocerá a Arnaud, un joven editor que le hará perder la cabeza y volver a creer en el amor. Aunque no todo es lo que parece… ¿podrá fiarse Cecilia de él? La protagonista tiene miedo a enamorarse y dejarse llevar por los hombres pero no descubres el por qué hasta que avanzas casi hasta el final del libro, descubriendo que el pasado y el presente siempre están unidos. Qu

Maquillaje

Por mucho que maquilles la realidad, ésta siempre estará ahí, recordándote que tu vida no es perfecta.  Pasa lo mismo que con el maquillaje. Por muchas veces que lo apliques, no corregirás esa imperfección. Seguirá ahí recordándote que, incluso sin ser perfecta, eres la mejor.  Porque las imperfecciones son las que le dan sentido a la vida. Sin ellas estaríamos aburridos, todos los días serían iguales y nosotros seríamos perfectos clones unos de otros. Sin fallos ni errores, sin motivos por los que reírnos con nuestros amigos, ni situaciones incómodas o difíciles de las que, con el tiempo, acabamos aprendiendo.  Por eso, por mucho que duela, por muy complicada que sea tu realidad, no trates de ocultarla con una sonrisa permanente en tu cara, pues lo único permanente en la vida es el paso del tiempo. 

Fotografías

Los arquitectos que diseñaron las ciudades de Londres y Nueva York deben ser los mismos que cada noche se encargan de poner esos sueños tan bonitos bajo nuestros párpados.  En cada imagen que veo de estas dos ciudades imagino mil historias que podrían estar ocurriendo mientras se tomaba la fotografía.  Puede que en ese momento una pareja estuviese teniendo su primera cita, que otra se estuviese rompiendo, que un niño llorase porque su globo se había escapado o que el mismo niño jugase con su globo nuevo de Mickey Mouse.  En otro punto de la ciudad, mientras se tomaba otra fotografía, unos abuelitos podían estar esperando a sus nietos para pasar la tarde entre risas y juegos. O quizá una familia decidía ir a visitar a los abuelos para sorprenderlos con una ricas galletas que los niños habían hecho en casa.  Puede que una mamá primeriza estuviese bañando a su bebé mientras pensaba en lo afortunada que era al poder disfrutar de ese momento sin saber que, minutos más tarde,

Invisibilidad

A veces tengo la sensación de que soy invisible, que nadie puede verme, que puedo hacer lo que sea sin que nadie se entere. Esa sensación de libertad que se debe experimentar cuando nadie puede saber dónde estás ni qué estás haciendo...  Sólo a veces.  Esta sensación de invisibilidad impuesta por la sociedad. Pasear sin detenerte en los detalles de la gente con la que te cruzas, sin pensar en lo que esa gente puede estar pensando o imaginarte cómo es su vida. Esa sensación de anonimato permanente.  A veces esta sensación está provocada por la sociedad más cercana: familia, amigos y conocidos. Sensación de invisibilidad que hace plantearse de nuevo las cosas... ¿De verdad merece la pena todo esto? Si la respuesta es sí, puedes seguir aguantando, puedes seguir siendo el último mono, puedes seguir callando y ocultando la situación.  Y sí, lo haces,  Lo haces aunque cuando des tu opinión no sea escuchada, pero sí oída. Lo haces aunque cuando te expreses no te tengan en cue

La regla de los cuatro cafés.

Dicen que sólo hacen falta cuatro cafés con una persona para que los sentimientos empiecen a surgir.  Tan sólo hay que dejarse llevar con tiempo y ganas de que algo ocurra.  Con el primer café... Se consigue que todos los nervios que se puedan acumular en el cuerpo humano salgan a la superficie. También, en algunas ocasiones, los pensamientos repetitivos sobre qué decir o qué hacer te paralizan y no sabes reaccionar a tiempo. "Tendré una pose rara?, ¿habré dicho algo que no debía?, ¿le gustará lo que estoy hablando?" Después, en casa, analizándolo fríamente te darás cuenta de que los nervios te han jugado una mala pasada, que podías haber aprovechado mejor la situación y preguntarle aquello que más curiosidad te provocaba.  Con el segundo café... Con muchos menos nervios que la vez anterior surgen las preguntas más raras que te puedas imaginar. Si ambos os habéis gustado querréis impresionar al otro e intentaréis sacar la máxima información posible. Además,

Que nadie controle tus sueños

No es justo que alguien o algo tenga el poder suficiente como para hacer que aquello por lo que llevamos tanto tiempo luchando deje de tener sentido, deje de hacernos ilusión.  No debería estar permitido.  Y no podemos permitirlo.  Quien tiene un sueño debe tener el poder sobre él, no soltarlo en ningún momento y no dejar que nadie se lo arrebate.  Nadie puede hacerte creer que no puedes ni siquiera intentarlo.  Sólo tú, con mucha paciencia y trabajo, conseguirás hacer de tu sueño tu vida.  Hay muchas formas de hacerlo y no siempre el boceto se convierte en obra. Hay que marearlo de tantas vueltas como le vas a dar. Si no sale a la primera, hay mil oportunidades más que tú tendrás que crear.  Cuando menos te lo esperes llegará la mejor forma de hacer de tu sueño, tu realidad.  Podrás ser tú, y sólo tú, quien controle al fin tu vida de ensueño.  Nunca dejes de soñar, de pelear, de gritar ni de dejarte la piel para conseguir aquello que más ilusión te