Fallar más, fallar mejor

¿Alguna vez habéis intentado hacer algo con tantas ganas e ilusión que estabais deseando que pasase el resto de horas del día para que llegase ese preciso momento?
¿Alguna vez, después de poner todo vuestro empeño, habéis fallado en el intento?
Cuando tienes una meta y pones todo lo que tienes para poder conseguirla puede haber cosas que te aparten del camino que estás siguiendo, pero siempre puedes buscar caminos alternativos, otras rutas, incluso atajos que te lleven hasta la misma meta que tenías en un principio. Hasta puede haber algún obstáculo que te haga querer tirar la toalla y dejar de caminar.

De ti depende qué hacer con ellos. Un fallo es un obstáculo que te encuentras en el camino y te ofrece dos opciones: rendirte ante él o superarlo y seguir adelante, tú decides.
Por eso no puedes darte por vencido, porque cuando eches la vista atrás y recuerdes las veces en las que fallaste, verás que en cada una de ellas aprendiste algo nuevo que te sirvió para seguir avanzando con más fuerza. En cada fallo hay un aprendizaje y en cada aprendizaje hay una nueva razón para luchar por tu objetivo.

Falla una vez, otra, otra más y falla todas las veces que sean necesarias para aprender cuál es el camino que has de seguir para conseguir tu objetivo. Puedes desviarte, rendirte y empezar de cero, inventar nuevas maneras de acercarte a tu meta, pero cada vez que falles, lo harás mejor que la vez anterior y estarás más cerca de conseguir tu objetivo.


Falla más, falla mejor

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