La noche estrellada


Las miradas cruzadas entre el frío de un helado.

El silencio que nos arde en cada noche de verano.
Aquella caricia, en la que se nos quedaron las ganas.
Dicen que las prisas no son buenas, pero tampoco las pausas.

La noche estrellada, que nos hizo de tienda de campaña, 
tapando nuestras manos, que bajo la ropa bailaban. 
Esos besos que nunca llegaron, porque no giramos las caras
en una noche oscura, que terminó antes de llegar a nada.

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